Cómo enseñar a tus hijos a hacer un presupuesto
Enseñar a tus hijos a ahorrar desde temprana edad les prevendrá de futuros mal organizados. Aprende cómo explicarles finanzas básicas de un modo creativo.
La crianza viene con una larga lista de cosas por hacer, dentro de las cuales tú eres responsable de enseñar a tus hijos a prepararse para un buen futuro. Más allá de lo básico de caminar, hablar, ir al baño y las aves y las abejas, también querrás comenzar a enseñar a tus hijos el valor del dinero a una edad temprana.
Cómo empezar
Al inicio de la escuela primaria, tus hijos probablemente comenzarán a aprender a contar. Qué monedas suman un dólar y para qué se usa el dinero. Comprender su verdadero valor y propósito vendrá con la edad y deberían ganar un poco más de comprensión con cada año que crecen. Una manera de ayudarlos con este entendimiento es a través de una asignación semanal.
Esto es algo que se puede hacer un par de años en la escuela primaria como un enfoque práctico para saber cómo manejar su propio dinero. Más de la mitad de los hogares en los Estados Unidos están dando a sus hijos una asignación semanal, y no tienes que invertir demasiado. Una regla práctica fácil es darle a tu hijo de $0.50 a $1 por cada año de su edad cada semana, por lo que si tu hijo tiene 10 años podría recibir $5-10 semanalmente, pero, por supuesto, depende de ti y de lo que puedas pagar. Aumentar la cantidad todos los años simplemente coincide con su mayor compresión del dinero y con su capacidad para manejar más a medida que maduran.
Cómo presupuestar la asignación semanal de tu hijo
Lo primero que hay que hacer es, obviamente, discutir con tu hijo la idea de una asignación de dinero en su nivel más bajo de comprensión. Deseas asegurarte de que tus hijos entiendan lo que les estás dando, por qué y qué reglas pueden estar asociadas con el dinero. Esto incluye (pero no se limita a la cantidad que les vas a dar) lo que tienen que hacer para ganar este dinero, y que éste puede ser retenido. Por ejemplo, tú decidirás si tu hijo debe completar los quehaceres para obtener su asignación, o si la recibirá independientemente. ¿Tiene que completar todas sus tareas para recibir el pago completo?, ¿o la puede hacer en partes?, ¿ganará un "bono" por cosas como buenas calificaciones o tareas adicionales sin que le avises? Todo depende de ti y de cómo desees enseñar el valor del dinero y de trabajar para obtenerlo.
Después de que comprendan las reglas básicas, querrás que sepan qué hacer con él. Existe ese viejo dicho cuando se trata de dinero, "ahorra un poco, gasta un poco, da un poco”. Pero, ¿qué cuenta como "un poco" en cada una de esas categorías? Se recomienda que los niños ahorren entre un 10% y un 25% de su dinero, que gasten entre el 50% y el 80% y que donen entre el 10% y el 25%.
Un consejo que a algunos les gusta usar en este escenario es, literalmente, dividir el dinero que le das a tu hijo en tres alcancías separadas dedicadas a cada una de esas causas. Esto asegura que el dinero que les das va en realidad hacia lo que se supone que debe ir. Independientemente de cómo decidas abordarlo, asegúrate de ayudar a tu hijo a cumplir sus objetivos. Anota la cantidad que desea ahorrar o hacia dónde va, y ayúdalo a determinar en qué podría querer donar su dinero. Este enfoque es genial, porque, incluso si no le das una asignación, todavía funciona para cualquier cantidad de dinero que reciba como regalo.
Cómo hacer un presupuesto con tu adolescente
Las cosas comienzan a cambiar una vez que tu hijo llega a la adolescencia, ya que ahora está empezando a convertirse en una persona real. No sólo son capaces de comprender el dinero aún más, sino que pueden estar comenzando su primer trabajo o teniendo gastos reales como facturas de teléfono celular o gas.
Primero querrás determinar sus ingresos para comenzar a hablar de un presupuesto. Podría estar trabajando por primera vez y ganar dinero, o aún podrías continuar dándoles esa pequeña asignación. Considera todas sus ganancias, incluidos los regalos, y ayúdalos a agregar todo para establecer su presupuesto mensual. Pero debido a que son mayores y tienen más responsabilidades, deberán restar sus gastos de estos ingresos.
Ahora que son mayores, puedes detener el juego de las tres alcancías y decidir abrir una cuenta bancaria para tu hijo. Por un lado, esto podría requerir algo de trabajo, ya que muchos lugares realizarán un depósito directo en su cuenta de cheques; pero, por otro lado, abrir una cuenta de ahorros ayudará a tu hijo a comenzar a ganar intereses sobre el dinero que ahorra, ayudándolo a alcanzar sus metas financieras más grandes y lejanas, como la universidad o incluso la jubilación en el futuro.
Una vez que tu hijo tenga un lugar dónde depositar su dinero, puedes averiguar cuál es su propósito de ahorro. Toma esto como una oportunidad para que discutan sus objetivos financieros. ¿Para qué está ahorrando? En muchos casos, lo harán mejor con metas concretas a corto plazo de las cosas divertidas que quieren de inmediato, como un nuevo par de zapatos o una bicicleta. Pero también puedes usar esto como una oportunidad para analizar los ahorros a largo plazo. Aun así, es dinero de tu hijo y tendrás que dejar que lo gaste como quiera, siempre y cuando no le impida cumplir sus objetivos y respete las reglas que ya has establecido para él.
Su presupuesto ni siquiera tiene que parecer muy diferente al tuyo. Si bien la cantidad que debe gastar puede ser más pequeña, igual deberás ayudarlo a distinguir entre deseos y necesidades, así como lo que corresponde a Necesidades, Metas Financieras y Opciones Flexibles.
No apliques una microgestión a tus hijos, pero sí haz un seguimiento de sus gastos de manera despreocupada. Puede aparecer como un tema de conversación en la cena o mientras los ayudas con su tarea. De esta forma, puedes ver si el gasto excesivo es un problema y sugerirle formas en que podría reducir el gasto o ganar dinero extra. Y, en este caso, cometer un par de errores está bien. En este momento de su vida tiene mucho menos que perder teniendo algunos fracasos financieros. Es mejor aprender cómo recuperarse de ellos ahora que cuando son mayores y tienen mucho más que perder.